Hágalo Usted Mismo

Mudanza

Recuerdo que cuando era muy chico, muchas mañanas de fin de semana partían viendo tele, y en la tele daban Hágalo Usted Mismo o Teleduc; a esa hora de la mañana no había nada más que ver. Por lo que recuerdo, Teleduc te enseñaba cómo no electrocutarte al hacer una instalación eléctrica hogareña, y Hágalo Usted Mismo te decía qué tabla y tarugos comprar para armar tu propia mesa de centro. Bueno, todas esas horas invertidas en educación televisiva quizá por fin sirvieron de algo.

El viernes pasado nos cambiamos a un nuevo departamento; el definitivo. Todo empezó bien, acarreamos varias cosas chicas en nuestras bicicletas durante la mañana, después limpiamos el departamento que estábamos usando temporalmente, y nos fuimos a almorzar. Después de almuerzo vino lo más pesado, acarrear nuestras 6 maletas (4 de bodega y 2 de cabina). El plan original era tomar una micro que nos dejara relativamente cerca del destino, pero tomamos todas las malas decisiones posibles, por lo que terminamos caminando como 40 minutos. Después de los 40 minutos nos rendimos y pedimos un Uber, en el cual solo cupo la Ignacia, con 4 de las 6 maletas, yo caminé el resto del trayecto al departamento. Dado que yo me fui caminando, la Ignacia llegó sola a la puerta del edificio —edificio que no tiene ascensor—, pero tal como ha sido la tónica en Groningen, se topó con gente muy amable, que le ofrecieron ayuda para subir las maletas hasta el departamento. Así terminó el primer día de mudanza.

La cama

Al día siguiente, el sábado 1/marzo, la cama llegó desarmada en 3 cajas; si queríamos dormir cómodos esa noche, teníamos que armarla rápido. Nos encomendamos al profe Hágalo Usted Mismo y empezamos a abrir las cajas.

Lo primero que me llamó la atención fue el manual de instrucciones; encontré que a ratos contenía lecciones de vida, como en la siguiente imagen, donde lo que yo entiendo es que si usted tiene amigos, será feliz, mientras que si no los tiene, será triste y… ¿está prohibido? En cualquier caso —tanto si tienes o no amigos— no terminarás con una cama armada, sino que con un montón de tablas apiladas.

O esta imagen que habla de las emociones… de su mueble. Si usted es bueno, le hace cariño a su mueble, y lo hace dormir sobre una mantita, entonces durará. Pero ¡pobre de usted si no acaricia a su mueble!, pues este se vengará rompiéndose… y también está prohibido.

Después de digerir los sabios consejos del manual, y envalentonados por un infaltable tutorial de youtube, nos pusimos manos a la obra. Al poco andar nos encontramos con esta joyita.

Nos mandaron un pucho mal apagado en vez de un tarugo jajajajaja. Nos miramos medio nerviosos con la Ignacia, pues nos imaginamos todo el armazón de la cama sosteniéndose con este fósforo a medio quemar.

Recibimos consejos que decían que podíamos repararlo mezclando La Gotita con aserrín, pero preferimos no arriesgarnos y le dimos un rol no estructural en la cama.

Finalmente, después de como 7 horas, logramos armar la cama. Quizá el profe de Hágalo Usted Mismo ahora estaría orgulloso de nosotros.